Grafointeriorismo con Ingvan Kamprad, fundador de Ikea: amable talento
¿Alguien conoce de verdad la personalidad del creador de Ikea? Ingvan Kamprad, un hombre discreto y muy práctico que supo ver el negocio en las cosas cotidianas de primera necesidad. Hemos hecho un proceso de Grafointeriorismo con su firma y hemos encontrado las claves de su éxito: tesón, gran capacidad para idear y seguir a pesar de adversidad, sencillez y mucha empatía. Grafointeriorismo con Ingvan Kamprad, fundador de Ikea: el amable talento.
El comentario de una pareja frente a un escaparate de muebles le dio la idea. «Mejorar la vida cotidiana de millones de personas». No podían comprarse un sillón para ver la tele porque era demasiado caro. Entonces aplicó la misma técnica comercial con la que Ingvar Kamprad, fundador de Ikea, comenzó su andadura en los negocios: compró un gran stock de cerillas muy baratas y las vendió más caras, pero todavía baratas para el consumidor. Aplicó el mismo proceso a los muebles. Gran producción con maderas menos nobles, pero sin renunciar la diseño para un público de ingresos medio-bajo. Se granjeó la guerra abierta y el cordón sanitario de todos los vendedores de muebles de Suecia, pero Ingvan Kamprad salió adelante por su determinación, su capacidad para amoldarse a las circunstancias y su independencia de criterio. Tres factores que se aprecian en su letra.
El primer rasgo que se aprecia en la firma de Ingvan Kamprad es la gran curvatura que tiene el dibujo de sus letras. Es llamativo que la letra ‘K’, que es todo ángulo, él la haga completamente curva. Se trata de un hombre con una gran capacidad para amoldarse a las situaciones, pero al mismo tiempo, conseguir que la situación se amolde a su interés. Con gran simpatía, cordialidad, e incluso, con cierta capacidad de protección.
Si observamos la enorme inclinación hacia la derecha de su firma, observamos que además es bastante rígida, porque mide más o menos lo mismo. Aquí está otra de las claves de su éxito, su gran constancia, capad de pasar todo tipo de obstáculos, hasta conseguir su objetivo. Recordemos el boicot que sufrió por parte de la Federación Sueca de Madera y las industria de muebles estaban tan indignados con los precios de IKEA, que decidieron boicotear a Kamprad al no venderle la materia prima. Consiguió abastecerse en Polonia y encima, a mejor precio.
También sabemos que Ingvar Kamprad era un hombre con las ideas claras, que confiaba plenamente en su criterio, completamente independiente del resto del mundo. Este rasgo se aprecia en el ‘rizo de la subjetividad’ de la independencia en su letra ‘I’ y en el palo de la ‘K’. Un criterio independiente que se dirige al mundo de las ideas, que las tenía muy claras. «Es mejor vender 600 sillas a un precio más bajo, que 60 sillas a un precio alto».
La letra de Ingvar Kamprad, fundador de Ikea, tiene también muy marcado el aspecto material y económico de su personalidad. La prolongación de sus letras de forma prominente en los pies de sus letras demuestras el por qué era tan mirado para el dinero. «Tener mucho dinero no quiere decir que haya que malgastarlo».
Si nos fijamos en su firma, observamos que no tiene rúbrica. Ello demuestra una vez más su claro concepto de si mismo, de su independencia intelectual y creativa. Como también, de nuevo, su acusado interés por guardar el dinero a buen recaudo y no malgastarlo.