Grafointeriorismo con Audrey Hepburn, la dulce desconfiada

Audrey Hepburn ha pasado a la historia del cine como una de las mujeres más delicadas del mundo, conquistando a todos con su imagen un tanto ingenua que rompió moldes con los cánones de belleza y de sensualidad de su época. Es cierto que nuestra protagonista era una mujer dulce en su trato, pero también se sintió injustamente tratada por la vida. Audrey arrastró consigo una amargura que hizo de ella una mujer extraordinariamente suspicaz. Vamos a descubrir cómo era realmente ella. Grafointeriorismo con Audrey Hepburn, la dulce desconfiada.

 

Letra clara redondeada e invertida a la izquierda, un poco temblorosa.

Letra clara redondeada e invertida a la izquierda, un poco temblorosa.

Audrey Hepburn es de esos raros personajes sobre los que todo el mundo tiene un buen concepto. Ya sea por elegancia sencilla natural, por su ingenua mirada o por su entrega a los más necesitados al final de su vida, es difícil encontrar una crítica hacia ella. Aún hoy, 27 años después de su prematura muerte, despierta pasiones entre miles de jóvenes de todo el mundo. En parte por los valores que encierra su imagen, como también por esa eterna dulzura e ingenuidad que destila en su mirada.

Sin embargo, el análisis grafopsicológico de su escritura revela otra faceta que no desmiente para nada la imagen que todo el mundo tiene de ella, pero añade otra igualmente importante. La de su desconfianza hacia el mundo exterior. Era una mujer que vivía en una eterna contradicción. Era extraordinariamente amable, pero se sentía muy incomprendida, e incluso, defraudada por mucha gente que la rodeó. Empezando por su propia familia. Hija de un importante hombre de negocios británico y de una aristócrata belga, sufrió en primera persona el divorcio de sus padres y la Segunda Guerra Mundial.

 

Firma 'tumbada'. Trastornos de afectividad y desconfianza

Firma ‘tumbada’. Trastornos de afectividad y desconfianza

La firma de Audrey Hepburn tiene algunos rasgos muy definidos. Es una letra clara, pero muy invertida a la izquierda, en la que se aprecian temblores al avanzar, aunque no tiene rúbrica o apoyatura ninguna. ¿Qué quiere decir esto? Vamos por partes.

Tal y como vemos en la imagen superior, el grado de inversión de la firma oscila en una horquilla comprendida entre 80 y 50 grados, tanto en su nombre como en su apellido. Estamos ante una mujer muy introvertida, con graves trastornos de afectividad que le llevó incluso a padecer algunas crisis de ansiedad y neurosis, llevándola al aislamiento en ocasiones. 

Este rasgo se acentúa más tomando en consideración que su letra es más bien curva. Especialmente, en la unión de unas letras con otras. Audrey avanzaba hacia los demás con amabilidad y cierta ternura. Sentimientos que ella no sentía que le fueran compensados por parte de los demás hacia ella. De todos es sabido el sufrimiento que le causó su matrimonio con el actor Mel Ferrer, del que se divorció para casarse una segunda vez, amén de otras relaciones que tuvo a lo largo de su vida.

Unión curva entre las letras de su nombre y agrupada en su apellido.

Unión curva entre las letras de su nombre y agrupada en su apellido.

Este rasgo de unión curva entre letras se ve sobre todo en la unión de las letras de su nombre. Algo que interrumpe en su apellido. Queda demostrado que ella tenía mayor confianza en sí misma que en los demás, aunque también es cierto que al escribir su apellido de forma ‘agrupada’ se observa que ella se abría al mundo un poco más a medida que avanza, pero, siempre sin perder un ápice de suspicacia. Estos rasgos quedan avalados por los manifiestos temblores que se aprecian en el avance al escribir. 

 

Audrey firma sin apoyatura. Es esencial y madura.

Audrey firma sin apoyatura. Es esencial y madura.

El último rasgo que caracteriza la forma de Audrey Hepburn es la ausencia de rúbrica alguna bajo su nombre. La firma representa el valor que nos damos ante nosotros mismos y ante los demás. La rúbrica es el pedestal sobre el que apoyamos nuestro nombre. Nuestra esencia. Así que, si no hay pedestal es que no lo necesitamos. Esto es lo que le pasaba a Audrey. Ella no necesitaba adornos más allá de su propia personalidad para mostrarse ante el mundo. De ahí que su mejor imagen es cuando ella se muestra con unas bailarinas, un pantalón negro pitillo, un jersey de cuello vuelto y su pelo a lo garçon o recogido.

Así pues, podemos decir, sin temor a equivocarnos, que Audrey Hepburn fue una mujer sencilla, dulce y amable en su trato, consciente de su valía personal, pero tremendamente desconfiada por los sinsabores de la vida. Probablemente, encontró algo de paz cuando cambió la cámara por su entrega a los más necesitados.

Aquí puedes ver el vídeo completo con todos los detalles.

 

Fue una mujer sencilla, madura y dulce, pero muy suspicaz.

Fue una mujer sencilla, madura y dulce, pero muy suspicaz.

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